A menudo, cuando evocamos la imagen de una sociedad celtibérica como la carpetana viene a nuestra mente una sociedad puramente ganadera. Sin embargo, en el presente artículo mostraremos de manera somera como recientes estudios vienen a desmentir este tropo histórico mostrando una visión más completa donde la ganadería no desaparece, pero si comienza a resultar una actividad complementaria a la agricultura.
Hemos mencionado que la imagen ganadera de los pueblos celtibéricos responde a un tópico y no cuenta con evidencias históricas, pero ¿de dónde surge esta idea que ha permanecido en nuestro ideario tanto tiempo?
El origen del mismo se establece en una breve cita del poeta romano Avieno sobre un pueblo llamado beribraces que eran pastores y habitaban junto al Mediterráneo, y a una figura retórica que Tito Livio, historiador romano, pone en boca del general cartaginés Aníbal.
En base a estas interpretaciones, en el siglo XIX, Joaquín Costa situará a los beribraces en la península ibérica y en el inicio de siglo XX Adolf Shulten desarrollará la primera interpretación étnica de este pueblo. A lo largo del siglo XX los estudiosos buscarán confirmar estas teorías de distintas formas incluyendo el factor de la trashumancia como un elemento fundamental de estos pueblos.
Sin embargo, los recientes estudios que se están realizando mediante análisis carpológicos, palinológicos y paleontológicos vienen a desmontar esa idea preconcebida y a mostrar a la sociedad celtibérica como una comunidad campesina mediterránea dominada por el binomio de la agricultura cerealista y la ganadería con una cabaña con dominio ovicaprino acompañada por un porcentaje menor de ganado vacuno y porcino, como animales de consumo que aportan leche y derivados, y el equino centrado en la caza y la guerra (Murillo Mazota, 2016)
El paisaje carpetano
Para el estudio de la sociedad carpetana acudiremos a las fuentes arqueológicas las cuales nos mostrarán un esbozo de cómo era el paisaje en el que estaba enmarcado este pueblo y de que forman lo explotaban para su supervivencia.
Los datos polínicos, antracológicos y carpológicos recogidos en varios yacimientos carpetanos como Plaza de Moros, La Gavia o Llano de la Horca nos muestran un paisaje abierto no muy distinto del que tenemos en la actualidad con pequeñas manchas boscosas en donde predomina el pino junto a la encina:
«La cobertura forestal muestra signos de ser ya muy escasa con predominio del encinar y/o coscojar, o pinar, estando presentes los elementos arbustivos propios de las etapas degradativas de los bosques. Los datos palinológicos de Las Camas son muy evidentes en este sentido, lo mismo que los antracológicos del Cerro de la Gavia. Lapaleovegetaciónestaría sobre todo dominada por amplias planicies de herbáceas, fundamentalmente gramíneas, por pastos de vocación pastoril, aun cuando también serían importantes otros elementos relacionados con la presencia del ser humano en el ecosistema, caso de los pastos antrópicos-nitrófilos antropozoógenos, siendo estos últimos notables como resultado de la presión ejercida por el ganado doméstico (…)» (López y Pérez, 2012: 301).
La agricultura carpetana
Sabemos pues que la ganadería no era el motor fundamente sino que complementaba a la agricultura, pero ¿qué cultivaban?
Mediante los estudios arqueobotánicos se ha determinado la presencia de cultivos de trigo, tanto común como almidonero, cebada vestida y escanda mayor. El mayor exponente de ello es el yacimiento de La Gavia donde se encontraron dos concentraciones de granos carbonizados siendo uno de ellos de 30.000 granos de trigo y otro de 10.000 de cebada (Urbina, 2014).
En el yacimiento de Fuente de la Mora se atestiguan de igual forma la existencia de varias vajillas con cereales calcinados y en Llano de la Horca se han realizado análisis que han mostrado la existencia de preparados de harinas de trigo, cebada y bellota junto con cereales fermentados.
Uno de los elementos que favoreció el desarrollo de la agricultura en la cultura carpetana fue la aparición de las herramientas de hierro. Es también en el yacimiento de La Gavia donde vemos una de las mayores muestras conservadas de herramientas de cultivo como podones, azadas o arados. Este desarrollo tecnológico favoreció el cultivo de tierras que antes no se hubiesen podido cultivar debido a la existencia de terrenos más agrestes.
En Terra Carpetana hemos buscado reconstruir estos instrumentos con el fin de experimentar en futuros estudios la efectividad de los mismos en el cultivo y la recolección acercándonos de una manera más veraz y científica a la imagen de un carpetano y favoreciendo su correcta divulgación.
Hoz y hazada de hierro, basados en los originales encontrados en El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid). Estas pueden apreciarse en la exposición permanente del MAR.
En definitiva, los datos recabados nos hablan de una agricultura fundamentada básicamente en el cultivo de cereales como el trigo y la cebada. Sin embargo contrasta con el panorama existente en yacimientos ibéricos donde los estudios realizados parecen indicar una mayor presencia de leguminosas, como el guisante o el haba, y frutales, ademas de la presencia de vid, olivo y la higuera.
Estudiosos como Dionisio Urbina (2014) afirman que esta menor variedad en territorio carpetano es producto de un porcentaje menor de terreno excavado y de la ausencia de una metodología adecuada de recogida de muestras. Por ello, no es descabellado pensar que los carpetanos contasen con una mayor variedad de cultivos o recursos que los atestiguados, los cuales complementarían con la cría de ganado.
Bibliografía seleccionada:
- Burillo Mozota, F., 2016. El tópico de los celtíberos pastores y trashumantes. Anejos, pp. 255-274.
- Cubero Corpas, C.,1999. Agricultura y Recolección en el área celtibérica a partir de datos paleocarpológicos, en F. Burillo (coord.): IV Simposio sobre Celtíberos. Economía, Institución Fernando el Católico: 47-61.
- López, J.A. y Pérez, S., 2012. Paleoambientes y dinámica antrópica en la Meseta Sur (Madrid) durante la I y II Edad del Hierro. El Primer milenio a.C. en la Meseta central. De la longhouse al oppidum. J. Morín y D. Urbina (eds.). Audemas S.A.Madrid. Vol 2: 294-305
- Urbina Martínez, D., 2014. Tierras, huesos, semillas y personas. Economía y sociedad en la Carpetania. Zona Arquológica, pp. 177-199.
- VVAA. 2012. Los últimos carpetanos. El oppidum de El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid). Alcalá de Henares: Museo Arqueológico Regional.
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