La guerra en los pueblos prerromanos de la Meseta

guerreros carpetanos

Cuando intentamos imaginarnos como podía ser la guerra entre los pueblos que habitaban la Península Ibérica durante los siglos III y II a. C. normalmente se nos vendrá a la cabeza lo poco que se conoce sobre este tema, que es principalmente: el caudillo de los lusitanos, Viriato; el asedio de Numancia; y algo de la participación del mercenariado hispano en las Guerras Púnicas

Esto nos dará una visión un tanto limitada de la realidad bélica de los pueblos peninsulares, que nos hace imaginarnos a los guerreros prerromanos peninsulares como meros guerrilleros o simples bandidos, que solo pueden destacar en emboscadas o formando bandas de mercenarios junto a romanos y cartagineses.

Es posible que se empleasen instrumentos como las trompas cerámicas de Numancia para la transmisión de órdenes en batalla.

Aunque los condicionantes hayan favorecido en muchas ocasiones un tipo de guerra irregular, también llamada guerra sucia, donde se busca aprovechar las ventajas del terreno para operar de manera clandestina a través de golpes de mano y escaramuzas, no debemos tomarlo como único en la manera de guerrear de los celtiberos.

Este tipo de actuaciones destacaron por el simple hecho de verse superados de manera abrumadora por un enemigo muy superior en número y con muchos mas recursos. Además, la difícil orografía Peninsular de carácter montañoso y climas extremos facilita en gran medida la defensa, aconsejando evitar una gran batalla campal donde habría muchas más probabilidades de sufrir una gran derrota.

Sabemos por historiadores latinos y griegos como Tito Livio, Apiano, Diodoro o Polibio, que los pueblos de la meseta Peninsular eran capaces de ofrecer batalla campal, reunir decenas de miles de hombres en un solo ejército, y de hacer frente en campo abierto a púnicos y romanos. También conocemos por las fuentes que su manera de combatir no difería mucho de las legiones romanas, que al igual que éstas eran capaces de desplegar en diferentes formaciones de batalla, dependiendo de la situación, con una infantería de línea combinada con infantería ligera, y una poderosa y abundante caballería.

batalla guerreros hispania

Además, conocemos por Livio que los celtíberos fortificaban sus campamentos de marcha, lo que demuestra una calidad táctica y estratégica superior a otros pueblos “barbaros” de la época. Podemos destacar además que eran capaces de formar importantes alianzas entre varios pueblos vecinos para formar un frente común contra el enemigo, como es el caso de la alianza de carpetanos, vacceos y olcades, que formaron un poderoso ejército de, según estimaciones actuales 40.000 guerreros, que se midieron cara a cara con un ejército cartaginés a la cabeza del mismísimo Aníbal Barca a orillas de Tajo. Lo que nos demuestra que no estamos hablando de simples pastores armados para la ocasión, sino de un ejército movilizado, como es el caso de los vacceos, a varios cientos de kilómetros de sus hogares con unas necesidades de abastecimiento y logística nada desdeñables.

guerrero carpetano

En conclusión, se puede afirmar que los pueblos celtiberos conocían bien el arte de la guerra, eran tan capaces de actuar en ofensiva como en defensiva, transmitir órdenes durante la batalla con el empleo de estandartes e instrumentos musicales favoreciendo la cohesión y la disciplina, y la capacidad para entablar batallas campales a largas distancias llevando a cabo alianzas para superar numéricamente a rivales difíciles.

Francisco Javier García Outón

Bibliografía seleccionada:

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