Para estrenar esta sección de nuestro blog nos gustaría exponeros algunos apuntes de nuestra información recopilada para reconstruir la vestimenta carpetana. Asimismo queremos tratar una cuestión que en ocasiones se pasa por alto en diversas recreaciones históricas, el cómo exhibir el estatus de un personaje a través de su apariencia e indumentaria.
Debemos en primer lugar asumir que nuestras fuentes sobre tejidos y prendas de ropa en el ámbito celtibérico son bastante escasas y a menudo parcas debido al esquematismo propio de su arte. Este problema lo heredamos también de cara a recrear la ropa de la cultura carpetana, pues apenas contamos con una representación antropomórfica detallada. La cerámica numantina, por su parte, alberga buenas representaciones de figuras humanas cuyo mejor ejemplo probablemente sea el llamado «Vaso de los Guerreros». Pese a ello, volvemos a encontrarnos con el esquematismo y su dificultad de interpretación. Asimismo, algunos autores clásicos como Estrabón y Diodoro hacen algunos apuntes sobre la vestimenta, como ya veréis más abajo.
A diferencia de lo que ocurre con los pueblos de la Meseta, el mundo íbero cuenta con innumerables representaciones de personajes en diferentes soportes como cerámica, exvotos y escultura. Por si fuera poco, el estilo de este arte es de corte realista, por lo que los elementos de atuendo se aprecian con claridad. Sin embargo, estos datos que nos ofrece el arte íbero deben ser siempre tratados con escepticismo. A fin de cuentas, los íberos pertenecen a un estrato cultural diferente, tampoco son una cultura unitaria y hay que tener en cuenta la distancia que separa las piezas en las que pretendemos inspirarnos de la cultura que queremos recrear.
Afortunadamente, la Carpetania gozaba de una posición céntrica que le permitió recibir influencia de los pueblos de su alrededor, incluso algunos autores señalan cierto proceso de iberización en algunas de las áreas más septentrionales. Pese a ello, debemos tener presente que esta influencia no fue absoluta y que los carpetanos son, en última instancia, un pueblo celtibérico.
Teniendo esto presente, podemos abordar ya qué tipo de prendas y materiales empleamos para recrear a los pueblos prerromanos de la Meseta.
Vestimenta carpetana
Los materiales que empleamos para la confección de prendas son tanto el lino como la lana. En contra de la extendida creencia en la recreación histórica, el lino no es un material de lujo. De hecho, probablemente la lana, de origen animal, ostentara un valor mucho mayor al lino, vegetal. Aun así, es asumible que la lana estuviera al alcance de prácticamente toda la comunidad en mayor o menor medida, especialmente para la confección de prendas de abrigo. Pero para recrear una túnica o vestido de un personaje de mayor rango la lana teñida es el material más recomendable.
Túnicas, vestidos y pantalones
Como hemos mencionado más arriba, hay una gran dificultad a la hora de establecer qué tipo de prendas emplearían los pueblos de la meseta. La cuestión gira en torno al largo de las mangas y al posible uso de pantalones.
La manga corta está bien constatada en todo el ámbito íbero, así como en diversos pueblos mediterráneos como romanos, griegos y algunos celtas. Ya sea por efecto la simple unión de dos piezas de tela con cierta holgura o su factura como parte de la prenda. Por otra parte, la manga larga es más propia del ámbito celta continental (y púnico). Nuestra interpretación se inclina hacia el empleo de la manga corta, si bien no consideramos incorrecto el empleo de manga larga, especialmente en estaciones frías.
El empleo de pantalones (braccae) en los pueblos del norte de la Meseta está aceptado por algunos autores en base a la interpretación del Vaso de los Guerreros. Asimismo, diversas ilustraciones históricas (para publicaciones del Museo Arqueológico Regional) representan los pantalones como parte de la vestimenta carpetana. Esta prenda es característica del mundo celta, aunque en el mundo íbero no parece tener aceptación, por lo que su uso podría asumirse como correcto.
En cuanto a las polainas o rastrojeras, están constatada a lo largo de toda la Edad del Hierro en diferentes ámbitos como el romano o el norte de Europa. Asimismo, Diodoro menciona su uso al describir «grebas de lana enrolladas a la pierna» (V, 33).). El propósito de esta prenda es protegerse de la maleza o abrigar, y en última instancia servir a modo de defensa.
El manto o sagum
El sagum, también descrito por Diodoro y Estrabón, consiste en un manto de lana para protegerse de las inclemencias del clima. Se menciona su color negro debido a la lana oscura con la que se tejía, por lo que es uno de los pocos casos en los que podríamos usar el complicado tono negro. Aun así, debemos tener en cuenta este elemento, que el negro era debido al pelo de las ovejas y en un contexto de alusión a los pueblos norteños. Por ello, para el ámbito de la Carpetania consideramos que es viable el empleo de otros colores.
Esta capa debe ir sujeta mediante una fíbula, preferiblemente de bronce, de las cuales contamos con múltiples tipologías como mencionaremos más abajo.
El sagum, también descrito por Diodoro y Estrabón, consiste en un manto de lana para protegerse de las inclemencias del clima. Se menciona su color negro debido a la lana oscura con la que se tejía, por lo que es uno de los pocos casos en los que podríamos usar el complicado tono negro. Aun así, debemos tener en cuenta este elemento, que el negro era debido al pelo de las ovejas y en un contexto de alusión a los pueblos norteños. Por ello, para el ámbito de la Carpetania consideramos que es viable el empleo de otros colores.
Esta capa debe ir sujeta mediante una fíbula, preferiblemente de bronce, de las cuales contamos con múltiples tipologías como mencionaremos más abajo.
Cinturones
Probablemente el elemento más vistoso de la indumentaria prerromana sea el broche de cinturón de bronce decorado. Este elemento, relacionado con la élite, aparece tanto en enterramientos masculinos como femeninos, por lo que debemos desechar la idea de que es un símbolo del guerrero o propiamente masculino. Debemos tener en cuenta que para principios del siglo III a.C los broches de cinturón aparecen con menor frecuencia, reflejo del ocaso del periodo de apogeo de las élites guerreras. Por ello, el uso de dichas piezas debe quedar relegado a personajes de cierto estatus y relacionados con la aristocracia.
Una opción más asequible son los cinturones de tablillas, confeccionados con hilo de lana y atestiguados en la Península Ibérica tanto por la iconografía como por la arqueología. Estos se ajustan perfectamente a personajes no-aristocráticos, y son mucho más cómodos y funcionales.
Calzado
El calzado es uno de los elementos más difíciles de recrear y para el cual debemos tomar algunas licencias debido a la ausencia de restos y dificultad para interpretar las representaciones iconográficas.
El calzado de tipo carbatina, en cuero, característico de la Edad del Hierro en el ámbito celta y romano es una buena referencia. Acompañado de unos calcetines de lana (udones) es una opción bastante cómoda y asequible. Asimismo, el calzado de esparto se intuye en algunas representaciones ibéricas y está constatado en época prehistórica y romana en la Península Ibérica.
Elementos de prestigio: joyas, bordados
Expuesta a grandes rasgos la vestimenta carpetana y de los pueblos de la meseta, podemos abordar finalmente lo referente al adorno y la ostentación.
En primer lugar, nada refleja mejor la capacidad económica que una prenda bien tejida y decorada. El trabajo textil en la Edad del Hierro era una tarea muy laboriosa. Hilar, tejer y confeccionar una prenda podía llevar incontables horas y si a ello sumamos una elaborada decoración, nos queda un producto que podría estar únicamente al alcance de los más poderosos.
Por supuesto, existen decoraciones asequibles y sencillas, como por ejemplo realizar costuras o añadir bandas de distinto color. No obstante, aquellas más elaboradas requerirían mayor tiempo, técnica y recursos, aumentando su valor. Afortunadamente, nos han llegado numerosos patrones decorativos a través de la arqueología, predominando los motivos geométricos. Estas son buenas opciones de cara a decorar la ropa ya que si vamos más allá de los motivos más genéricos y emulamos piezas de un yacimiento o pieza, tendremos una decoración muy genuina y correcta.
Las piezas de orfebrería son accesorios que también reflejan el estatus y la riqueza del individuo. Los ya mencionados broches de cinturón y los torques, asociados a la aristocracia, podían ser de bronce o metal precioso como el oro o la plata. Anillos, brazaletes, alfileres y pendientes de diferente material están también presentes en los ajuares. Menos comunes son las placas pectorales, cuyos mejores ejemplos se encuentran en Numancia pero con posibles paralelismos al sur como la Placa de Santorcaz. Como podéis ver en las fotos, nosotros hemos incluido una reproducción en una de nuestras reconstrucciones de la vestimenta carpetana. Estas últimas parecen estar asociadas al ámbito femenino. A su vez, en el Llano de la Horca se han encontrado restos de pulseras y cuentas de pasta vitrea.
Una de las piezas más recomendables al aunar adorno con funcionalidad son las fíbulas. Afortunadamente, contamos con tipos de fíbulas sencillas (tipo omega) frente a modelos más complejos (torrecilla, La Tené, anular) e incluso profusamente elaborados (fíbulas de caballito), otorgando una inmensa variedad.
Aunque se cree que las sociedades celtibéricas no albergaban una gran desigualdad social dada la “democratización” de las armas halladas en las necrópolis, podemos asumir que el coste de las armas más complejas no estaría al alcance de la gran mayoría de la sociedad. Las espadas o los cuchillos biglobulares bien podrían considerarse una pieza de estatus, o al menos muy ligada al rol del hombre libre, pues tenemos diversos testimonios que atestiguan el apego que estas gentes tenían a sus armas.
Por último, queremos hacer mención a los llamados bastones de mando o báculos, a menudo representando figuras de caballos, tradicional símbolo aristocrático. Estas piezas, consideradas inicialmente como remates de estandarte, parecen tener una importante vinculación con las incipientes élites urbanas del mundo celtibérico.
Si quieres ver más más imágenes y ejemplos de la vestimenta carpetana visita nuestra galería.
Bibliografía seleccionada:
- Alfaro Giner, C. (1984). Tejido y cestería en la Península Ibérica historia de su técnica e industrias desde la prehistoria hasta la romanización. Madrid: Instituto Español de Prehistoria.
- Berrocal-Rangel, L., Dacosta Menéndez, N. (2015). Indumentaria Y Estética Corporal Entre Los Pueblos Hispanoceltas. Una Aproximación A La Cosmética Corpórea De La Edad Del Hierro. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, 48, 105-120.
- VVAA. (2012). Los últimos carpetanos. El oppidum de El Llano de la Horca (Santorcaz, Madrid). Alcalá de Henares: Museo Arqueológico Regional.